lunes, 2 de abril de 2012

Tengo una teoría. Mi teoría es sobre los momentos, los momentos que impactan. Mi teoría es que esos momentos impactantes, esos destellos de gran intensidad que ponen patas arriba nuestras vidas, son los que acaban definiendo quienes somos. La cuestión es, que cada uno de nosotros es la suma de todos los momentos que hemos experimentado con todas las personas que hemos conocido, y son esos momentos los que conforman nuestra historia, como nuestra lista de grandes éxitos particular, de recuerdos que reproducimos y volvemos a reproducir en nuestra mente, una y otra vez, un momento de amor total, físico, mental y de cualquier otro tipo... Pues esa es mi teoría, que esos momentos impactantes definen lo que somos, pero lo que nunca me había planteado era, ¿y si un día ya no pudieras recordar ninguno de ellos? Un momento impactante, cuya capacidad de cambio tiene un efecto expansivo que va mucho más allá de lo predecible, que hace que algunas partículas choquen entre sí y acaben acercándose más que antes y que manda a otras girando sin parar hacia otras aventuras, aterrizando donde jamás pensaste encontrarlas, si, eso es lo que pasa con esa clase de momentos, que no puedes, por más que lo intentes, controlar como te pueden afectar, solo puedes dejar que esas partículas que colisionan aterricen donde puedan y esperar hasta la siguiente colisión.

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