miércoles, 23 de mayo de 2012

Una historia de dos... o tres.

"Si tu saltas, yo salto. Si tu te quemas, yo ardo. Si a ti te disparan, yo sangro. Eres lo más bonito de alrededor. Al final te enamorarás... Nadie puede darme lo que tu me das. No lo saben todo, no saben lo que tú y yo pasamos, no saben lo mucho que te quiero. ¿Sabes lo que me gusta de ti? Que cuando estoy realmente jodido, apareces con esa sonrisa... y eso me gusta. Me has hecho vivir momentos, tan cortos pero a la vez tan intensos, como la vida de una mariposa de Vietnam... Hay palabras que suben como el humo y otras que caen como la lluvia. Aunque me fuese, ¿Crees que me olvidaría de ti? No puedo dejar de quererte porque cuando estoy contigo me siento distinto, me siento bueno, me siento mejor persona. La vida no se mide por las veces que respiras, sino por los momentos que te dejan sin aliento. Me despierto cada noche, y sé que ella va a estar ahí, vigilándome mientras duermo. ¿Sabes por qué a la gente le gusta estar enamorada? Porque cuando estas enamorado, te sientes vivo, y eres... como un niño, y a todo el mundo le gusta ser un niño. ¿Sabes cuántos pasos hay de tu cama a la mía? Yo si que lo sé. Intento engañarte a ti, y engañarme a mi, diciéndome que no significas nada, pero no es así. La primera vez que te besé, nuestros dientes se rozaron por una milésima de segundo, y fue increíble. No me voy a ir de tu vida por la puerta de atrás. Que aunque pasen mil años te seguiré esperando, porque no hay nadie en este mundo que te quiera más que yo, nadie. ¿Sabes lo que quiero ahora? Que estés aquí, que vengas, que vengas con todas tus ganas de estar conmigo, con esa sonrisa de "todo es posible". Cada milésima de segundo contigo cuenta. Quiero quedarme aquí contigo y hacer el amor mientras nos abaten con toda la puta artillería. Tú eres eso, un momento de debilidad. Te quiero, sin cobertura, sin saldo, en SMS, en correo, en señales de humo, o lanzando una botella al mar. La única razón que tengo para seguir luchando, eres tú. Me gustaría que supieras que valió la pena... Puedes protegerte, y pensar que nunca hubiese funcionado, pero tú y yo sabemos que nadie coge un avión enamorada y aterriza odiando al hombre con el que se iba a ir al otro lado del mundo, nadie, y aunque lo quieras tapar con todas tus fuerzas los dos sabemos que me quieres tanto como yo te quiero a ti. Yo solo quería quererte y comerte a besos cuando llegaras a casa, y verte allí al lado cuando suena el despertador y mirarte cuando desayunamos con olor a pan tostado, y no dejar de mirarte en todo el día... Lo siento tanto y... te he querido tanto..."